¿Las bicicletas para el verano?

En estos días estivales, festivos y ruidosos en la ciudad de Burgos, un lugar bonito y amable, me doy cuenta de que no tengo sitio. Salgo con mi bici, mi fiel compañera de gestiones, compras, trabajo, deportiva, encuentros amistosos… Y no sé por dónde rodar. La sensación es de estorbar en todas partes. Si voy por la calzada me pitan algunos conductores, por el carril bici toco el timbre a peatones despistados o “mal educados”, por las aceras anchas sorteo, como puedo, a los transeúntes.

Y con esta nueva normativa tajante, poco reflexionada y no negociada del alcalde, prohibiendo la circulación por el ancho y hermoso paseo del Espolón… (No incluyo a los ciclistas que van de forma descontrolada como si estuvieran solos). Estoy más perdida que nunca.

La ciudad, subida en mi sillín, me parece un caos de movilidad. Pretensiones y acuerdos que no llegan a un fin común y conciliador. Carriles incompletos, escasamente mal dibujados a veces, peatones, conductores del motor que no respetan, en ocasiones.

El verano es fantástico, pero yo, en mi ciudad, no sé ni por dónde ir. ¿Quién dijo que las bicicletas eran para el verano?

Carmen Almaraz

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